Grabado En la Semana Santa de 1995 en los Estudios Oigo de Guadalajara, este es el disco que inicia la trayectoria discográfica de La Barranca. Un disco variado y fragoroso que muestra una banda con una propuesta sorprendentemente clara para un disco debut. En el se presentan los caminos y obsesiones por los que la banda habría de transitar en el futuro: rock, sicodélia, son, piezas instrumentales, sonidos del folk. Un universo amplio y diverso en el que se siente ya una voz personal.
Grabado como trío, con la ayuda de varios músicos invitados (entre los que destacan Cox Gaitan y Cecilia Toussaint), Aguilera, Fong y André encontraron un sonido y una identidad como banda en el estudio. Aunque con diversos antecedentes tocando juntos, los músicos llegaron al estudio sin haber tocado antes estas canciones en vivo. Y sin un nombre definitivo. Por eso este disco es también el registro sonoro de un nacimiento y de un ritual
El disco contiene canciones que sirvieron después a La Barranca para consolidarse sobre los escenarios, pero que aquí suenan vivas y llenas de potencial: Reptil, Akumal, Quémate Lento, El Alacrán; El Síndrome. Y la canción de la que la banda tomó su nombre: La Barranca.
Como toda ópera prima, este delimita las raices mismas de una banda que ha tratado de evitar el olvido del rock mexicano, obteniendo una identidad propia y sobre todo peculiaridades que lo haces únicos.
La virtud de esta banda es inventar, y sustraer las raices de una cultura degradada y absobida por un sistema comercial que prohibe opciones alternativas, agenas a la basura de costumbre. Teniendo la oportunidad de compartir este disco y en un futuro otros, de diferentes géneros, invoco a su persona para atreverse a escuchar algo "diferente".
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