lásico del cineasta armenio que continuó aquella corriente del cine soviético que inició Dovzhenko y cuyo representante más conocido es Andrei Tarkovski: la de un cine hondamente poético y reflexivo, de raíz popular y provinciana.
"Una trama rural de amor y hechicería es la excusa argumental para el primer film importante de Paradjanov, realizador de origen georgiano que hasta ese momento había cultivado una discreta reputación como realizador confiable para el sistema. En este film decidió, en cambio, desestructurar completamente el relato y abrevar con libertad en la imaginería pictórica folklórica. Tras la experiencia Paradjanov fue cuestionado y, aunque logró realizar otra obra maestra (Sayat nova en 1968) debió pasarse luego más de una década sin filmar.
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